Es «la Tregua Olímpica» la búsqueda de la paz mundial

por Catalina Donoso

Se han dado cuenta que durante el perdido de las olimpiadas las noticias han cambiado, ahora parece que viviéramos en un tiempo y espacio de un mundo ideal, como cuando llega la Navidad. De repente nos encontramos en un planeta donde se respira mejor, donde hasta el clima parece responder de otra forma. Después de meses de pandemia donde las enfermedades se mantenían elevadas de repente el mundo parece haberse relajado las cuerdas, y podemos tener una cierta normalidad en nuestras vidas. 

Si te fijas y buscas en las noticias de todo el mundo no hay guerra, no hay polémica, no hay disturbios y si los hubiera no se anuncian, por un instante ni siquiera pareciera que hubiera drogas o robos en las calles. Se respira una calma y un afán por la deportividad, los ojos del mundo están enfocados a uno de los eventos más importantes que se realizan cada cuatro años, las Olimpiadas. 

Pero este sentimiento de paz no es parte de tu imaginación, sí está ocurriendo, porque como hace miles de años antes de Cristo cuando las primeras Olimpiadas dieron paso a su realización se realizaba una tregua llamada ekecheiria.

La tregua olímpica que se conocía en griego como  ekecheiria o la promesa de la tregua olímpica, era conocida como la paz olímpica, era un periodo en el cual las guerras se suspendían temporalmente, con objeto de que los deportistas pudieran desplazarse a Olimpia para participar en los Juegos Olímpicos Antiguos y luego volver a sus ciudades en paz. La ciudad de Olimpia tenía el estatus de territorio o zona neutral, por ello, aunque las ciudades se encontrarán en guerra, sus representantes podían participar en los juegos y, eventualmente, reunirse en Olimpia para realizar negociaciones de paz. Se atribuye la firma de la primera tregua olímpica a los reyes Licurgo de Esparta, Ífito de Élide y Cleóstenes de Pisa.

En 1992, el Comité Olímpico Internacional rescató esa tradición y exhortó a todos los países a observar la tregua olímpica. Así el  21 de julio de 1992, su 99 Asamblea insta a todos los Estados a observar para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.  Como bien publica las naciones unidas la Asamblea General también apoyó esa idea y, mediante su resolución 48/11 de 25 de octubre de 1993, instó a los Estados Miembros a que respetaran esa paz olímpica.  

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada en 2015 por los líderes mundiales, reafirma que el deporte es un importante facilitador del desarrollo sostenible.

A través de los valores educativos del deporte, el movimiento olímpico aspira a lograr un futuro de paz para toda la humanidad. Con ese motivo, congrega a atletas de todo el mundo en el principal acontecimiento deportivo internacional, los Juegos Olímpicos. Estos promueven la paz mundial, la amistad, la solidaridad y la justicia, principios que también defienden las Naciones Unidas.

Teniendo en cuenta estos objetivos comunes, en 1998 el Comité Olímpico Internacional decidió enarbolar la bandera de las Naciones Unidas en todos los lugares donde se celebrarán competiciones de los Juegos Olímpicos. Por su parte, el sistema de las Naciones Unidas amplió su cooperación con el Comité Olímpico Internacional y la familia olímpica en general mediante acuerdos y alianzas.

Así como cada año durante las olimpiadas se realiza un juramento solemne de paz mundial e invitantdo al mundo a respetar el ambiente olímpico de buena esperanza, bajo la luz de la llama que iluminará al mundo, bajo una sola bandera que unifica al mundo, bajo un solo propósito la superación  y la evolución de la raza humana.

La tregua o paz olímpica

La tregua olímpica, o ekecheria, es una antigua tradición griega que se remonta al siglo VIII a. c. Todos los conflictos cesaban durante la tregua, que comenzaba siete días antes de la apertura de los Juegos Olímpicos y finalizaba el séptimo día a partir de su finalización. El objetivo era garantizar la seguridad de todas las personas asistentes: atletas, artistas, familiares y peregrinos que acudían al acontecimiento deportivo.

La sagrada tradición de la ekecheiria era uno de los pilares fundamentales de los Juegos Olímpicos de la antigüedad, que permitía a los atletas competir en los Juegos y a los espectadores presenciarlos en un entorno seguro y pacífico. La tregua fue ordenada por el oráculo de Delfos como medio de poner fin a las guerras que por entonces devastaban el Peloponeso. Fue así como se consiguió el acuerdo de paz más duradero de la historia.

Desde 1993, el respaldo a la tregua olímpica ha ido aumentando de forma continuada en el seno de la Asamblea General, hasta alcanzar el copatrocinio unánime y sin precedentes de la resolución aprobada ese año. En estos tiempos turbulentos, los Estados Miembros reafirman su apoyo al ideal de la tregua olímpica.

En la época actual, la tregua olímpica ha pasado a ser una manifestación del deseo de la humanidad de construir un mundo basado en las reglas de la competencia limpia y en la paz, la humanidad y la reconciliación. Además, la tregua olímpica constituye el mejor ejemplo de un puente entre esa vieja y sabia tradición y el propósito más importante de las Naciones Unidas: el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Como la demostración más clara de esa relación entre los objetivos y aspiraciones del movimiento olímpico y los de las Naciones Unidas, el Comité Olímpico Internacional decidió que, a partir del año en curso, la bandera de las Naciones Unidas ondee en todos los lugares de competición de los Juegos Olímpicos.

La aplicación de la tregua olímpica a los Juegos Paralímpicos y su reconocimiento conexo de los derechos de las personas con discapacidad es otro importante logro fundado en las resoluciones de la Asamblea General. Se demostró directamente la capacidad del deporte para alcanzar la inclusión social y alentar la participación activa de las personas con discapacidad en condiciones justas con otras. 

Las Naciones Unidas han hecho sistemáticamente valerosos intentos por llevar la paz y la estabilidad a las regiones del mundo en conflicto. Este objetivo tal vez todavía siga siendo difícil de alcanzar, pero si la tregua olímpica nos ayuda a lograr una breve pausa en los conflictos y las luchas enviará un mensaje potente de esperanza a la comunidad internacional.

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