Por Catalina Donoso
Una tarde soleada de primavera fue el escenario de una silenciosa ciudad de Windsor, quien albergó a la pareja que estuvo unida, por el amor y el servicio a su nación por casi 73 años. En un año duro donde las muertes han invadido a tantas personas y familias por diferentes motivos, ha vestido de negro a la casa Real británica, quien ha celebrado esta tarde hora local, el funeral de su alteza real Principe Philip, Duque de Edimburgo, con una asistencia minima e intima, de la familia mas cercana al principe, un total de 30 asistentes. La ceremonia se llevó a cabo con la más sublime distinción propia del Duke, quien personalmente comentó, como su última petición como deseaba ser recordado en sus últimos momentos.
El último adiós de su Guardia

La Familia Real británica se reunió en Windsor, acompañados por una impresionante procesión ceremonial en los terrenos del castillo. En el patio se encontraban destacamentos militares, a caballo y a pie, representativos de todos los cuerpos armados con los que tuvo relación el príncipe Felipe a lo largo de su vida. A las 14:27 llegaba el Land Rover, automóvil que el príncipe solía utilizar y donde se transportaría el féretro. En el patio del castillo, se encontraban las bandas quienes comenzaron a tocar los himnos encargados por el príncipe para su funeral. Entre las bandas se encuentra la Guardia de Granaderos, una de las bandas militares más antiguas del mundo y de la que el duque de Edimburgo fue coronel durante 42 años. Los últimos tres siglos esta banda ha estado al servicio de quince monarcas distintos y ha puesto música a los hechos clave que han sucedido en la historia del Reino Unido, como la Segunda Guerra Mundial. La banda ha acompañado a la Reina Isabel II desde su nacimiento, hasta su boda y coronación. Una vez más, han intentado reconfortar a la Reina con su música y han encabezado esta procesión.
Quienes fueron los miembros que e la Familia Real que acompañaron al príncipe

Nueve miembros de la Familia Real han desfilado a pie acompañando al ataúd que se encontraba sobre el Land Rover del duque de Edimburgo. Sus cuatro hijos, sus tres nietos varones y mayores, su único yerno y su sobrino nieto. La primera fila la han ocupado los dos hijos mayores: la princesa real Ana, que nunca ocultó que fuera su favorita, y el Príncipe de Gales. En una segunda fila caminaban los otros dos: los príncipes Eduardo y Andrés. La tercera fila era la más esperada ya que allí estaba una de las fotos del día: el encuentro entre los hermanos Guillermo y Harry, distanciados desde que el pequeño decidió emprender una vida distinta al lado de su esposa Meghan. La Casa Real era consciente de ellos así que pusieron a Peter Phillips, hijo de la princesa Ana y nieto mayor del Duque, como parapeto entre el duque de Sussex y el de Cambridge. Un paso por detrás, ya en cuarta fila, estaban el Vicealmirante Tim Laurence, segundo marido de la princesa Ana, y el Conde de Snowdon, hijo de la princesa Margarita, reputado ebanista y que durante un tiempo fue el presidente de la casa de subastas Christie’s en Londres. Tras ellos, cerrando la comitiva a pie, iban las seis personas que más cerca han estado del duque en los últimos tiempos, su personal de confianza, entre ellos su secretario privado y el oficial encargado de su protección.
Una Reina con templanza

La ceremonia comenzó al llegar el automóvil oficial de la Reina Isabel II, quien se ha mantenido detrás de sus hijos en la procesión, que ha durado ocho minutos, acompañados por salvas de cañón y dobles de campanas, el resto de los miembros de la Familia Real esperaban en el Pórtico Galilea de la iglesia.
División Doméstica del Ejército Británico

El Land Rover con el ataúd del duque de Edimburgo fue también acompañado por el Mayor General al mando de la División Doméstica, junto a su ayudante de campo y el brigada mayor, el comandante del Comando Estratégico de Reino Unido, el vicejefe y jefe del Estado Mayor de Defensa y el jefe del Estado Mayor del Aire, el jefe del Estado Mayor de la Armada y el de Asuntos Generales. Con esta presencia se ha querido subrayar la profunda vinculación del marido de Isabel II con el mundo castrense.
En el Claustro de la Herradura

Cuando la procesión llegó al Claustro de la Herradura. El regimiento de infantería del Ejército Británico, le han dedicado un saludo real y ha comenzado el Himno Nacional. Concretamente a las 14:53 (hora local) el Land Rover con los restos mortales del Duque llegaba al pie de la Escalera Oeste de la Capilla de San Jorge, entonces han sido las gaitas las que han roto el silencio y miembros escogidos de la Marina Real han porteado el ataúd hasta el primer tramo de la escalera. Una vez allí, cuando los relojes del Reino Unido marcaban las tres, un disparo de la Tropa del Rey ha marcado el comienzo del Minuto de Silencio Nacional. Posteriormente la familia real entró discretamente y portando máscaras, guardaron las medidas de seguridad cada uno distanciado. El regimiento de infantería del Ejército Británico, le han dedicado un saludo real y ha comenzado el Himno Nacional.
La ceremonia de la Capilla de San Jorge
Una vez dentro del templo, la procesión ha atravesando la Nave hasta llegar al Coro. Los primeros en caminar hacia el altar han sido el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el deán de Windsor, David Conner. Tras ellos, miembros de la Marina Real británica, en la que el duque de Edimburgo sirvió, portaban su ataúd. La ceremonia estuvo acompañada por unas palabras del arzobispo de Canterbury, y Justin Welby, quien se alternaba con los cánticos del coro. Aunque se extrañó las palabras de la Reina como última despedida a su compañero de toda la vida, la Reina Isabel II con luto riguroso se veía pequeña y frágil, y sin embargo su temple y fortaleza fueron admirables demostrando ser la comarca que ha sabido cumplir su vida como un servicio a su nación. Sus hijos también se mantuvieron al margen bajo un respetuoso silencio, que fue quebrantado por el solemne toque de las gaitas y unas trompetas que cerraron la ceremonia.

Posteriormente a la ceremonia la Reina Isabel II volvió a su residencia en el automóvil Bentley y la Familia Real regresó caminando al palacio, fue allí cuando se dio el momento esperado entre Harry y Guillermo juntos y más relajados caminando a lado de Kate duquesa de Cambridge.
