por Catalina Donoso
En prensa, ya sea televisión, radio, prensa escrita o social media, todos hablan sobre los ganadores y perdedores de la política.
Por otra parte algunas personas mencionan con orgullo en las redes sociales que fueron a votar, tildandolo de «el deber cívico» como si fuera un gran acto heroico. Pero las elecciones van más allá que tirar un voto en las urnas, o bien, comentar sobre políticos que luchan por el poder.
Es mi tercera votación, aun cuando ya pase, hace mucho la mayoría de edad; me fue muy difícil poder votar con anterioridad, los años que viví en el extrangero, nunca se nos consideraba como nacionales Chilenos prácticamente no éramos ciudadanos, una voz silenciada y sin derechos.

Es por ello que la primera vez que fui a votar me llené de emoción, era algo tan importante pero a la vez tan personal. Como mujer no han pasado muchos años desde que el voto femenino es posible y fue aprobado en 1949. Las primeras elecciones que incluyeron el voto femenino en Chile se realizaron 1952, donde fue electo Carlos Ibáñez de Campo como presidente. En estos días la presencia femenina en las urnas fue muy significativa.
Entonces durante las elecciones, me vino un recuerdo de la infancia. Era un 5 de Octubre cuando mi madre había sido nominada a ser vocal de mesa, fue la presidenta. Era el plebiscito nacional de Chile de 1988 fue un referéndum realizado durante el gobierno del mandatario Augusto Pinochet, estas elecciones decidirán el futuro político del país
Las elecciones del «Sí o No», como se les conocía, no era tan fácil como se veía. Había un gran temor en la atmósfera, incertidumbre y era la primeras brisas de independencia política, algo tan efímero como casi impensable.
Pero de los 7.435.913 millones de habitantes inscritos para votar, votaron un total de 7.251.933, eso fue el 97.53 % algo nunca visto.
El resultado fue de 44,01 % por el «Sí» y de 55,99 % por el «No» —del total de votos escrutados, el «Sí» obtuvo el 43,01 % y el «No», el 54,71 % Conforme a las disposiciones transitorias de la Constitución, el triunfo del «No» implicó la convocatoria para 1989 de elecciones democráticas conjuntas de presidente y parlamentarios, que condujeron tanto al fin de un gobierno impuesto por él como al comienzo del periodo llamado transición a la democracia.
De aquel día han pasado 33 años, pero no importa la edad que tuviéramos, ese recuerdo, emoción y miedo nunca se olvidó.
Mi experiencia como vocal de mesa

Es por ello que en la actualidad, cuando son las elecciones para reescribir una nueva constitución uno quiere estar lo más cerca posible de las elecciones y que más cerca que ser vocal de mesa.
Tanto que decir, tantas historias que contar, la gente que trabaja en este proceso es enorme, desde el personal de servel, los asistentes que ayudan a los votantes, la Cruz Roja en su pequeño despacho que nos cuidan hasta el mínimo detalle, lo menciono por que despues de tanto papeleo se rompen las manos por la cantidad de alcohol y jabón para lavarse las manos y aunque sea algo pequeño para estos asistentes de la salud nada es pequeño. Sobre todo en tiempos tan complejos como la pandemia.
Los más vistos y los más ignorados son las Fuerzas Armadas, cada vez que veo uno me preguntó de quién serán hijos… Hable con varios, una de las chicas me contaba que el traje que llevaban pesaba 11 kilos, se imaginan estar parados todo el dia alerta y con buena cara, los oficiales me contaban cómo habían pasado toda la noche por dos noches consecutivas y los colegios no eran un hotel de 5 estrellas, fríos con aulas grandes el confort no es lo más ideal.

También están la prensa, parecen como cazadores de noticias más que relatores, y no es fácil, se ve un camarógrafo, sobre su hombro una pesada cámara filmando horas de diferentes tomas, a veces expectante por qué ni él sabe qué imágenes serán las elegidas, a su lado la acompañan las o los noteros, en este caso conocí a Sofía y María Paz, de Chilevisión, a pesar del frío y el cansancio nunca dejaron de lado su buen ánimo y sonrisa, su juventud alberga el júbilo esperanzador y motivador por hacer un buen trabajo, pero lo que pocos ven son las largas horas de espera, las órdenes del estudio de TV, que van y vienen y las caras del público yo no quiero salir en cámara y los mil y un inconvenientes.

Ser vocal de mesa es un honor, un gran orgullo de deber a la patria. Está compuesto por 5 miembros que incluyen, un presidente, un secretario, un comisario, y dos vocales de mesa, con solo 3 miembros esta mesa pueda estar ya constituida y empezar a trabajar. Sin embargo están los vocales de mesa obligados y esos hacen de las elecciones un infierno, por que no desean esta alli, y solo se quejan discuten todo el tiempo con las personas que trabajan en el recinto, hablan mal del lugar y con cara de amargo están todo el dia y hacen el trabajo tan difícil para los miembros que están como para los que vienen a votar.

Ignorando el gran sacrificio que hace la gente para venir a expresar su opinión. Ajenos de una ayuda al prójimo, desprecian la oportunidad de colaborar con otras personas para poder mejorar la política, no ven el anhelo y esperanza que tienen la gran cantidad de ciudadanos que sí tienen la ilusión de que el mundo puede ser un mejor lugar para vivir.
Durante mi dia en las mesa, vi mucha gente llegar, nadie vino con mala cara, esperaron pacientes eternas filas, vi abuelos en silla de ruedas algunos incluso con oxígeno venir a votar, vi a niños acompañar a sus madres donde ya de chiquitos les enseñan cómo echar un voto en las urnas, vi ex alumnos sacarse fotos porque había sido su ex colegio. Vi abuelos mayores que apenas podían caminar para poder alzar su voz a través de las elecciones, vi a una generación joven e ilusionada luchando por un cambio.

No vi gente, ni ciudadanos, vi almas esperanzadas gritando unidas y al unísono quiero ser libre, quiero poder elegir cómo quiero vivir mi vida.
Si por algún momento existe esa ilusión de libertad, al menos que la tengamos. Se que algunos dirán que es solo una pantalla que la verdadera democracia no existe, que no somos nadie, que nuestra voz jamás será escuchada y que las decisiones finales son tomadas por otros, en el alto poder. ¿Pero es realmente cierto? ¿Somos tan débiles y es nuestra voz aplacada con el yugo?
Quien puede asegurarlo, pero lo que sí es seguro, es que estuve más de 30 horas durante dos días de elecciones. Viví un proceso de fe, y eso nadie lo podrá cambiar, la gente quiere un cambio y eso no se puede ocultar. Con más de un 70% de votantes un clamor así no puede ser ignorado.
Mi madre fue también voluntaria de vocal de mesa con 68 años, valiente trabajo durante los dos días electorales, quizás el puesto de vocal de mesa debería ser voluntario, porque aquellos que lo son, con ahínco trabajan cada hora, conoci a otra chica que estaba trabajando en otra mesa, y lo hacen de corazón, con ganas, con verdad y pasión. Sin embargo hay otros por el contrario que odian el puesto de vocal de mesa y no sienten el honor de estar apoyando a su país, no deberían estar allí, arruinando el gozo de quienes sí quieren cambiar el futuro de una nación.

Otra cosa que note fue que no podía dar mi apoyo al voto de los pueblos originarios, por que yo no tenía el apellido se me dijo, creo que debería haber una libertad para todos de poder votar sin discriminacion.
Los gobiernos no solo se escriben en las urnas, se escriben cada día de nuestras vidas, se escriben en nuestro comportamiento como seres humanos, se redactan en como no solo obedecemos a la ley, si no como la contemplamos, la humanidad sobre la codicia y la ambición, la compasión sobre el deber y la obligación.
El amar realmente al prójimo como a ti mismo. Una vez un presidente dijo: «No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país». John F. Kennedy a este presidente le pueden haber silenciado a la fuerza pero jamás fueron borradas sus discursos y palabras que han cruzado la barrera del tiempo, esa frase la escuche desde muy pequeña y siempre me pregunte que puedo hacer por mi prójimo por mi amigo, por mi hermano, por mi familia e incluso, el que no me conoce que puedo hacer por ti…
En ti está el verdadero poder de hacer un cambio, dicen que el primer paso es el que cuesta pero el resto viene solo.