por Catalina Donoso
Cuando tenia como cuatro años mis padres me llevaron a Lourdes, allí vi como mi madre oraba fervientemente por tener una hija mas si la Virgen escuchaba sus plegarias la llamaría Bernardita en agradecimiento, años mas tarde nació mi hermana quien lleva el nombre de la Santa y por ello yo guardo mucha nostalgia y cariño a esta historia. La gruta esta llena de misticismo de amor y devoción por todo los peregrinos que visitan el santuario, años después ya adulta visite el templo con mi padre fue un viaje hermoso que nos permitió acercarnos mas en la Fe y además como familia él escribió este escrito que me gustaría compartirlo.
por Pedro Donoso
El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Cuatro años después, el 11 de febrero de 1858 – la Virgen María se aparece a la hija de unos humildes molineros, Bernadette Soubirous, de 14 años, joven sencilla, sin preparación ni cultura de padres sumamente pobres.
Un día va con su hermana y una amiga a buscar leña seca. Cuando ella se dispone a atravesar un brazo del río Gave, escucha de repente como un fuerte viento, que la obliga a levantar la cabeza. En la abertura de la roca de Massabielle se alza ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa «tan bella que cuando se la ha visto una vez se querría morir para volverla a ver». El vestido blanco, un cinturón azul, y el rosario entre los dedos.
«Me saludó, inclinando la cabeza creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. Pero yo no me atrevía. Y no es que tuviera miedo, porque cuando una tiene miedo, huye; y yo me hubiera quedado allí, mirándola, toda la vida. Entonces se me ocurrió rezar, y saqué el rosario. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba… Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas de su Rosario, sin decir nada. Y cuando yo dije: Gloria al Padre…, también Ella lo dijo. Terminado el Rosario me sonrió otra vez, se elevó un poco, y desapareció».
Esta cita se repetiría 18 veces. En la sexta, el 21 de febrero, «dirigió un momento la mirada por encima de mi cabeza, para recorrer el mundo. Después, volviéndola llena de dolor sobre mí, me dijo: «Ruega a Dios por los pecadores».
El 25 de marzo le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a preguntar, de nuevo, y me dijo: «Soy la Inmaculada Concepción». El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo con dulzura, inclinó la cabeza en señal de despedida y desapareció».
Mucha gente de lejanos horizontes: peregrinos cristianos, musulmanes o budistas, atraídos por la huella de lo misterioso visitan ese lugar para poder experimentar la presencia sobrenatural que allí se respira.
Para mas lecturas pueden visitar la pagina. Caminando con Jesus