por Catalina Donoso
Fui al cine a ver el estreno nacional Rey del Ring, una película inspirada en el boxeador chileno Arturo Godoy. Al llegar, me sorprendió la belleza de la avant premiere, que nos invitó a sumergirnos en el mundo del boxeo, en los entrenamientos y en la intensidad que se vive dentro y fuera del ring. Había un mini ring, guantes de boxeo y sacos para golpear con toda esa adrenalina. Caminé por una alfombra roja rodeada de fans de Marko Zaror, quien otorgaba entrevistas a la prensa.
La película fue presentada por su director Rodrigo Sepúlveda y sus protagonistas Marko Zaror y Fiorella Bottaioli, quienes nos hicieron sentir parte de esta historia única.
Basada en hechos reales, nos lleva al corazón de un luchador que no solo batalló en el ring, sino que se enfrentó a la vida con un coraje impresionante, llegando a hacer temblar al campeón mundial de peso pesado Joe Louis en pleno Madison Square Garden de Nueva York. Una hazaña increíble si consideramos que sucedió en la antesala de la Segunda Guerra Mundial, en un mundo en crisis, donde un valiente iquiqueño se atrevió a desafiar lo imposible en la gran manzana de Manhattan.
Marko Zaror, en su rol protagónico, sostiene la película de una forma muy comprometida; se ve que le pone alma al personaje, que no solo lucha en el ring, sino que enfrenta tribulaciones para cumplir su sueño y marcar historia en el boxeo chileno. Lo hace con energía, humor, compromiso y cariño; se nota que se entregó al 100% a su personaje. Las escenas de boxeo reflejan su fuerza y entrenamiento, destacando su experiencia como boxeador profesional y con un cuerpazo que a más de uno le quita el aliento.
El romance llega de la mano de Fiorella Bottaioli, quien realiza un papel entregando brillo y dulzura en cada sonrisa. Su personaje equilibra el dolor y la presión del boxeo, aportando armonía y fuerza emocional en la pantalla.
Por mi parte, me gustó el rol de Benjamín Vicuña, quien sorprende saliendo de su zona de confort de galán para interpretar a un amigo que busca una nueva oportunidad de vida, mostrando un lado humano y entrañable que complementa maravillosamente la historia.
La película tiene todos los elementos para encantar a la audiencia: amor y romance, comedia y drama, acción y luchas que dejan sin aliento. Cada escena está pensada para emocionar, para hacernos sentir lo que significa luchar sin tregua, soñar sin límites y entregarse por completo a tus ideales.
La dirección de Rodrigo Sepúlveda logra un equilibrio perfecto entre la intimidad de los personajes y la grandeza de los combates. La fotografía, la música y el montaje se combinan para trasladarnos al tiempo y lugar donde se forjaron estas hazañas, haciendo que cada golpe y cada respiración se sientan reales y cercanos.
Rey del Ring llega con fuerza a las salas de cine y, lo que más me gustó, es que revive la memoria de una leyenda del ring, cuya historia las nuevas generaciones podrán conocer y disfrutar. Porque las peleas no solo se ganan en un ring, sino venciendo esas dudas emocionales que nos atrapan e impiden levantarnos y seguir luchando.
Arturo Godoy: el campeón que desafió al mundo
Arturo Godoy (1912–1986) fue un boxeador chileno nacido en Iquique que se convirtió en una leyenda del deporte nacional. Su nombre quedó grabado en la historia cuando, en 1940, se enfrentó nada menos que al mítico Joe Louis, campeón mundial de los pesos pesados.
A pesar de no haber ganado el título, su coraje y resistencia frente al invencible “Bombardero de Detroit” lo convirtieron en un héroe. La primera pelea, celebrada en el Madison Square Garden de Nueva York, fue tan intensa que muchos consideraron que Godoy había merecido la victoria.
En Chile, su figura trascendió el ring: representó la dignidad, la fuerza del norte chileno y el espíritu de quien se enfrenta a gigantes sin perder la fe.
Tras su retiro, fue reconocido como un ejemplo de tenacidad y orgullo nacional. Hoy su legado sigue vivo en la historia del deporte chileno y en los homenajes que recuerdan sus gestas.
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