por Catalina Donoso
Fui a ver Animales Peligrosos y quedé impactada desde el primer instante. La película nos sumerge en la belleza de las costas de Australia, acompañada de una música profunda que envuelve y potencia cada escena, y unos personajes que, a pesar de su simplicidad, logran sostener la trama con una intensidad sorprendente. En muchos momentos, apenas dos actores son suficientes para transmitir el miedo y la desesperación que recorren toda la historia.
Lo que más me impresionó fue cómo la película revela quién es realmente el animal más peligroso. Ese momento bajo el agua, cuando nuestra protagonista se enfrenta al tiburón, deja la sala de cine en un silencio absoluto. Aunque los tiburones son solo un elemento decorativo en la historia, la película muestra de manera magistral la locura, el sadismo y la banalidad humana: el verdadero terror está en nosotros.
La interpretación de Jai Courtney es simplemente notable.
Se roba la película, provocando estremecimientos, odio y fascinación al mismo tiempo. Su actuación sostiene la tensión y nos conecta con la historia a niveles profundos, haciendo que el público sienta el peligro y la desesperación de manera visceral.
Animales Peligrosos no es un filme para todo público. La violencia, la sangre y el terror son constantes, pero más allá de los tiburones y los ataques, la película plantea una reflexión sobre la naturaleza humana y nuestras peores facetas. La oscuridad de la sala de cine potencia la experiencia, permitiéndonos vivir el terror psicológico que se desarrolla en pantalla.
En cuanto a su contexto, la película tuvo su estreno mundial en la sección Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes en mayo de 2025, marcando un hito para el cine australiano en este programa. Además, la recepción crítica ha sido positiva, destacando su capacidad de mezclar terror y crítica social, y posicionándola como un referente dentro del género.
En resumen, Animales Peligrosos es mucho más que una película de tiburones: es un viaje al lado más oscuro del ser humano, con actuaciones memorables, una narrativa intensa y una puesta en escena que impacta y hace reflexionar sobre quién es realmente el verdadero “animal peligroso” en la historia.
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