
por Catalina Donoso
Fui a ver Amores compartidos sin saber nada de la película y esperaba bien poco. Para mi grata sorpresa, me encontré con una comedia muy buena. Del director, guionista y actor principal, Michael Angelo Covino (interpreta a Paul), nos trae esta comedia matrimonial que ha recibido críticas positivas, confirmando en Rotten Tomatoes 85 % de aprobación.
La película narra la relación y amistad entre dos parejas muy distintas pero amigas. Por una parte, la pareja interpretada por Julie (Dakota Johnson) y Paul (Michael Angelo Covino) está bien acomodada: tiene dos casas, una en la ciudad y otra en el lago; es una familia estable, su hijo asiste a un colegio privado y educado a la antigua. La pareja se muestra como un modelo de estabilidad y respeto mutuo.
Por otro lado, tenemos a Ashley (Adria Arjona), hija del reconocido cantante Ricardo Arjona. Lleva 14 meses de casada, viven en un modesto apartamento donde apenas se pueden mover, con un automóvil antiguo y sin hijos. Después de un año y medio, la rutina ha consumido su relación; está en crisis, ha habido infidelidades y Ashley confiesa a su marido que ya no la satisface, a lo cual le pide el divorcio a Carey (Kyle Marvin).
Carey, frustrado y amargado, busca consuelo entre sus amigos y camina horas hasta llegar a la casa de Julie (Dakota Johnson) y Paul (Michael Angelo Covino). Les pide consuelo y ayuda; sin embargo, pronto descubre que la clave de su felicidad está en llevar una relación abierta. La pareja parece tomar este tema de forma muy moderna y a la ligera, algo que Carey no parece entender ya que él cree en el amor tradicional.

Una noche, buscando consuelo tras su divorcio, se involucra con Julie. Cuando el marido de ésta se entera, las peleas no paran de acrecentarse, al punto que el marido abandona su trabajo. Carey se siente confundido: se suponía que sus amigos eran de ideas extrovertidas y no les importaban las relaciones extramaritales, pero de pronto se ve envuelto en este triángulo amoroso y decide volver a la casa de su mujer, quien ya está con su amante. Carey, sin lugar donde estar, le ruega que lo acepte y que no interferirá en sus relaciones.
La película juega con el humor del absurdo, con cosas tan obvias y descaradas que sorprenden y te hacen reír. Está muy bien ejecutada y mantiene al espectador divagando sobre qué va a pasar y cómo van a proseguir las relaciones. También juega con el doble estándar matrimonial como el caso de Julie (Dakota Johnson) no tiene problemas con que su marido Paul (Michael Angelo Covino) tenga otras relaciones fuera del hogar, pero en cuanto se entera que su marido ha dejado el trabajo y ya no es el adinerado proveedor, lo abandona sin piedad.
La película explora hasta qué punto podemos tolerar en una relación, si es amor o obsesión en el matrimonio, cómo son las relaciones entre parejas, los celos, las rivalidades, y lo absurdo del amor moderno. Al final, la moraleja es que el verdadero amor no se comparte; es egoísta, unipersonal, y el éxito del matrimonio está en la confianza. Si esta se rompe, entonces es muy difícil mantener la felicidad. Entre risas y sátira, la película no solo entretiene, sino que deja su moraleja.
