Fui al cine a ver La vida de Chuck. La había esperado mucho, había escuchado lo buena que era y, además, me encanta el actor Tom Hiddleston. Con todas esas ganas, me fui al cine. Ahí, sentadita en mi butaca, empezó la película y apareció “Acto 3”. Vemos una sala de clase y un profesor hablando con sus alumnos. En la cultura japonesa, los profesores son muy respetados y valorados, y uno de los alumnos le dice que algo grande está pasando en el mundo: un terremoto. Entonces, el ambiente cambia, se cae el internet y comienza una secuencia de sucesos que nos deja cada vez más perplejos y sorprendidos.
A medida que avanza la historia, vemos carteles que dicen: “Gracias, Chuck, por estos 39 años de vida” (y aparece la foto de Tom Hiddleston). Aún no sabíamos quién era Chuck, pero comprendemos que se avecina un mundo apocalíptico, y en ese mundo aprendemos a valorar todo lo que tenemos en la vida, sobre todo el amor por los nuestros.
Luego continúa el segundo acto, que para mí fue mi favorito. No quiero revelar demasiado para que sea sorpresa, pero aprendemos el valor de hacer lo que nuestro corazón nos indica, de seguir lo que amamos y de valorar cada minuto de vida. Es una escena muy reflexiva y bonita que realmente me llegó al corazón.
Finalmente, vemos el primer acto y conocemos los orígenes de Chuck, lo que marcó su vida y lo que lo definió como persona. La película es una metáfora de la vida, una reflexión para apreciar lo que tenemos, para valorar a los nuestros. Nada es para siempre, pero cuando está, hay que dar las gracias, ser agradecido y amar: amar a ti mismo y al mundo por dejarte existir.
Me quedé con gusto a poco: aunque Tom Hiddleston es la esencia de la historia y su rostro aparece en el póster, su personaje solo tiene unos 30 minutos en pantalla, un detalle que puede sorprender a quienes esperan verlo más tiempo en la película, como yo. Pero cuando él aparece, la película brilla y es, sin duda, la mejor parte.
La visión del director: la magia detrás de La vida de Chuck
La película, dirigida por Mike Flanagan y basada en la novela corta de Stephen King, cuenta la historia de Charles Krantz a través de tres actos que nos permiten mirar su vida desde diferentes perspectivas. Flanagan destaca que, aunque King es conocido por sus historias de terror, esta obra tiene un tono lleno de luz, optimismo y esperanza, celebrando la vida, el amor y los momentos cotidianos.
La narrativa invita a reflexionar sobre lo que realmente importa: valorar a quienes nos rodean, seguir nuestro corazón y encontrar alegría incluso en medio del caos. Además, Flanagan comparte que la filmación fue una experiencia muy especial, con escenas memorables como la del baile protagonizada por Tom Hiddleston, que simboliza la felicidad y la libertad de vivir plenamente. Esta visión del director refuerza la esencia de la película: cada vida, por común que parezca, tiene un valor inmenso y merece ser celebrada.
Ver La vida de Chuck no es solo disfrutar de una película; es una invitación a mirar nuestra propia vida con gratitud y alegría. Nos recuerda que cada momento, cada gesto de amor y cada instante compartido con quienes queremos tiene un valor inmenso. Gracias a la visión de Stephen King y Mike Flanagan, esta historia se convierte en un homenaje a lo cotidiano, a la magia de existir y a la importancia de vivir plenamente. Una película para sentir, reflexionar y, sobre todo, celebrar la vida.
Trailer
La visión del director: la magia detrás de La vida de Chuck
La película, dirigida por Mike Flanagan y basada en la novela corta de Stephen King, cuenta la historia de Charles Krantz a través de tres actos que nos permiten mirar su vida desde diferentes perspectivas. Flanagan destaca que, aunque King es conocido por sus historias de terror, en esta obra se aleja del misterio y el terror que lo hicieron famoso para ofrecernos un relato lleno de luz, optimismo y esperanza, celebrando la vida, el amor y los momentos cotidianos.
Según el propio King, la historia es una reflexión sobre cómo nuestras vidas, por comunes que parezcan, adquieren sentido cuando las recordamos, y cómo cada final, sea de un individuo o de un mundo, forma parte de un ciclo natural que no hay que temer.
El elenco está compuesto por Tom Hiddleston, Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Mark Hamill, Jacob Tremblay y Matthew Lillard, quienes aportan cada uno su talento único a la historia. En particular, Mark Hamill deja su sello personal, interpretando un papel con un estilo muy distinto al que solemos ver en sus otros trabajos, demostrando su versatilidad y profundidad actoral.
Mike Flanagan, conocido por adaptar las obras de Stephen King al cine, cuenta con una filmografía destacada que incluye Doctor Sueño (la secuela de El Resplandor), El juego de Gerald, Oculus, Hush y Before I Wake, entre otros. Flanagan comparte que la filmación de La vida de Chuck fue una experiencia muy especial, con escenas memorables como la del baile protagonizada por Tom Hiddleston, que simboliza la felicidad y la libertad de vivir plenamente. Esta visión del director refuerza la esencia de la película: cada vida merece ser celebrada.
Positive Diva Magazine 