Park Chan-wook siempre ha sabido cómo dejar una marca indeleble en quienes aman el cine. Desde Oldboy hasta Decision to Leave, su estilo inconfundible —una mezcla de estética precisa, emoción intensa y giros inesperados— ha fascinado al público y la crítica. Este 2025, regresa al Festival de Cine de Venecia con su nueva película, No Other Choice, y con ella demuestra una vez más que la creatividad de un gran director no tiene límites.
No Other Choice es una sátira oscura y mordaz que aborda la inseguridad laboral en un mundo automatizado. Basada en la novela The Ax de Donald E. Westlake, la historia sigue a Man-su, interpretado por Lee Byung-hun, un hombre que, tras ser despedido, se ve empujado a tomar decisiones extremas para asegurar su futuro. El filme combina humor negro, crítica social y tensión constante, elementos que Park maneja con su maestría habitual.
Tuve la fortuna de entrevistar a Park Chan-wook en persona, y esa experiencia me confirmó algo que ya sospechaba al ver sus películas: detrás del aura de genio existe un ser humano cercano, amable y lleno de pasión por contar historias. Conversar con él fue descubrir su fascinación por explorar los límites de la moral humana y su delicadeza al hablar de sus personajes, como si cada uno llevara consigo una parte de su propia visión del mundo.
En Venecia, No Other Choice compite por el León de Oro, y no es difícil imaginar que cautivará al jurado y al público. Su crítica a la deshumanización laboral y su tono surrealista ofrecen una reflexión profunda sobre la sociedad contemporánea, pero también una experiencia cinematográfica envolvente y emocionante.
Park Chan-wook no solo regresa con una película, sino con la prueba de que el cine sigue siendo un lenguaje capaz de sorprender, conmover y provocar reflexión. Y conocerlo en persona, sentir su energía y humanidad, transforma la experiencia de ver sus películas en algo aún más íntimo y memorable.
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