“La historia nos ha enseñado que no hay naciones ni colores, todos somos uno en unión.”

Manos de varios colores unidos. | Foto Premium

El paso de la vida deja cosas que nos marcan para siempre.
Quizás, mi película favorita con mi madre fue Mary Poppins. Mientras muchos veían a una dulce niñera cantando a los niños, yo veía a las sufragistas. No nací cuando ellas luchaban por nuestra libertad, pero sí recuerdo haber leído sobre aquella mujer que se lanzó entre los caballos en una carrera ante el rey, para lograr el voto femenino.

Hoy vemos con asombro las noticias que llegan desde Estados Unidos sobre la situación de los latinos. No vengo a juzgar, pero sí a reflexionar: después de cada lucha ha venido un cambio, una mejora. No puede haber tormenta sin bonanza, y me pregunto: ¿cuál será la bonanza después de esta tormenta?

Para muchos, crecimos con la idea de que Estados Unidos es el país de la libertad, de los derechos humanos, de las oportunidades. Al menos Hollywood se ha encargado de proyectar esa ilusión. Pero la historia también ha mostrado otra cara: una donde ciertos grupos han sido marginados, silenciados o señalados. Por eso, hoy propongo un recorrido por los momentos en que se marcó un antes y un después en la historia reciente.

Décadas marcadas por la exclusión y la resistencia

Años 40-50 – Ciudadanos detenidos por su origen
Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 120.000 personas de origen japonés, muchas de ellas nacidas en EE.UU., fueron internadas en campos de detención. El miedo y el prejuicio vencieron a la Constitución.

Años 60 – Derechos civiles y afroamericanos
La comunidad afroamericana se alzó contra la segregación legal y social. Martin Luther King Jr., Rosa Parks y miles más enfrentaron la brutalidad con dignidad. Su lucha cambió leyes y abrió conciencias.

Años 60-70 – La guerra de Vietnam y la resistencia al poder
Millones protestaron contra la guerra de Vietnam. Jóvenes, estudiantes, veteranos y familias se opusieron al reclutamiento forzado y a la intervención bélica. Fue una rebelión moral contra el uso del poder sin justicia. Quienes se negaron a enlistarse fueron perseguidos, pero marcaron el camino hacia una ciudadanía más crítica.

Años 70 – La invisibilización LGBTQ+
Ser diferente era un delito. Las personas LGBTQ+ eran discriminadas, ocultadas, encarceladas o «curadas». El orgullo, más que una celebración, fue una resistencia.

Años 80 – La crisis del SIDA y el estigma
Con el VIH/SIDA llegó el miedo… y la culpa. Se señalaba a los homosexuales, a los haitianos, a los usuarios de drogas. Durante años, el gobierno y la sociedad respondieron con indiferencia. Solo la organización desde las bases trajo visibilidad y recursos.

2001 – Después del 11-S, el nuevo enemigo
Los atentados del 11 de septiembre marcaron una era. Pero también provocaron discriminación masiva contra árabes, musulmanes y personas de Asia del Sur. Por su acento, su apellido o su religión, muchos fueron tratados como sospechosos por defecto.

Años 2010 – #MeToo y Time’s Up: romper el silencio
El hashtag #MeToo, creado por Tarana Burke en 2006 y viralizado en 2017, permitió que millones denunciaran abusos sexuales ocultos por décadas. En 2018, surgió Time’s Up, con más de 300 mujeres de Hollywood impulsando cambios estructurales.

¿Qué cambió?

  • Se rompió el silencio y se empezó a creer a las víctimas.
  • Agresores poderosos enfrentaron consecuencias.
  • Se crearon fondos legales para apoyar a trabajadoras acosadas.
  • Se impulsaron políticas nuevas en empresas.
  • Se visibilizó el derecho a trabajar sin miedo.

2020 – COVID-19 y el racismo asiático
Con la pandemia llegaron los prejuicios. Personas de origen chino (y asiático en general) sufrieron ataques verbales, físicos, e incluso fueron culpadas por el virus. La ignorancia y el miedo otra vez encontraron un blanco.

2025 – El turno de los latinos
Hoy son los latinos, especialmente inmigrantes, quienes son usados como blanco, algunos por el mero hecho de hablar español. A pesar de ser más de 60 millones de habitantes, de contribuir a la economía y de ocupar trabajos esenciales, enfrentan discursos de odio, políticas excluyentes y una narrativa que los presenta como amenaza. ¿Dónde quedó el amor por su música alegre, el sabor de sus comidas y el calor de hogar que estas familias dieron? Muchos incluso ayudaron a criar y cuidar a generaciones enteras como niñeras y cuidadores.

¿Qué viene después de la tormenta?

Cada una de estas etapas trajo dolor. Pero cada exclusión también generó organización, protesta y cambio. Desde el sufragio femenino hasta el matrimonio igualitario; desde la oposición a Vietnam hasta la ley de derechos civiles.

Hoy, cuando los latinos enfrentan una nueva ola de desprecio político, también puede estar comenzando una nueva era de conciencia colectiva. Porque no solo trabajan y sostienen economías: los latinos han tejido comunidades, cultura, fe y familia dentro de un país que, aunque los necesita, muchas veces los invisibiliza.

Y hay algo más profundo: Estados Unidos no es solo EE.UU. América es un continente. Y por mucho tiempo, esa nación ha intervenido, negociado, explotado o influido sobre los países latinoamericanos. Que hoy millones de latinos vivan en EE.UU. no es azar: es historia.

Por una América unida

Recordar “la historia debe ser recordada como una suave brisa de verano que refresque la memoria”.

América no fue solo un territorio conquistado; fue, y sigue siendo, un inmenso jardín donde florecen historias, culturas y sueños. Como dice la canción, bajo el tibio sol y la suave luz de las estrellas, esta tierra ha sido disfrutada y cuidada por los pueblos originarios y los nuevos que llegaron con ilusión.

En cada rincón de América hay un canto, un latido, una historia de lucha y amor que nos recuerda que más allá de las divisiones, somos parte de un mismo tejido humano. La esperanza reside en reconocer ese pasado compartido y construir juntos un futuro donde la diversidad sea motivo de unión y orgullo, no de rechazo o miedo.

Porque América es un edén, no por sus riquezas materiales, sino por la riqueza de su gente y su historia. Y esa es la bonanza que esperamos después de cada tormenta.

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