
Tuve la fortuna de ver la película en IMAX, y qué experiencia más alucinante. No siempre se puede ir a una sala así, pero cuando sucede, es una verdadera gozada. Mi fila favorita —la G o la H— me permitió estar justo al centro, donde se vive esa mágica sensación de volar, literalmente. Y esta película lo logra: te eleva, te envuelve y te deja sin aliento con sus imágenes y su emoción.
Volvemos a viajar a las tierras del norte, entre dragones, fuego y la rudeza noble de los vikingos. Universal demuestra que sí es posible hacer un live action con calidad y respeto por la obra original. Aunque utiliza CGI para recrear los vuelos y los dragones, lo hace con una delicadeza que no rompe la magia, sino que la potencia. Para los fans de Cómo entrenar a tu dragón, esta cinta es un regalo visual y emocional, porque logra recrear a los personajes con fidelidad y mucho cariño, manteniendo la esencia del clásico animado.
El elenco hace un trabajo precioso, con una mención especial a esa energía escocesa que Gerard Butler le imprime a su personaje Estoico. Su voz, su presencia, su fuerza… elevan el alma de la historia. Ademas mencionar que en esta versión live-action de «Cómo Entrenar a tu Dragón», Gerard Butler es el único actor que repite su papel de la versión animada, interpretando a Estoico el Vasto

La trama nos lleva de nuevo a la Isla Mema, donde los vikingos y los dragones llevan generaciones enfrentados. Pero Hipo, el hijo subestimado del jefe Estoico el Inmenso, ve el mundo con otros ojos. Cuando entabla amistad con Desdentao, un misterioso dragón Furia Nocturna, todo cambia. Junto a Astrid —valiente y decidida— y el excéntrico herrero Bocón, Hipo desafía las reglas de su pueblo. Cuando una antigua amenaza aparece y pone en riesgo a humanos y dragones, el lazo entre Hipo y Desdentao será la clave para construir un futuro de entendimiento y paz.

Es una película para emocionarse, para volver a creer en la fuerza de la amistad, la valentía y el amor por lo diferente. Salí del cine con el corazón contento… y con muchas ganas de volver a volar.
