
Por Catalina Donoso
Fui a ver la última entrega de la saga Misión Imposible. No tenía muchas expectativas. Algunos que la vieron antes me dijeron que era lenta, que había mucho blablá antes de que comenzara la acción. Otros la encontraron “sosa”. Y yo misma me preguntaba si Tom Cruise solo estaría allí por el cheque.
Pero él no es así. Él siempre va más allá de un simple salto.
Apenas comenzó la película, al escuchar su voz, unas lágrimas cayeron de mis ojos. No por ver a Tom Cruise, sino porque sentí que estaba cumpliendo su promesa: ir más allá del cine, entregar un mensaje profundo.
Recordé algo que viví junto a él. En Cannes, estuve a su lado, le tomé las manos con las mías y, mirándolo fijamente a los ojos, le dije con una sonrisa:
“Lo hiciste. Lo lograste, al fin.”
Era el estreno de Top Gun: Maverick, que decidió postergar durante dos años tras la pandemia. Le pedí:
“Nunca dejes de enseñar. Nunca dejes de dejar un mensaje.”
Por un instante, sentí que el mundo se congelaba. Que la alfombra roja se vaciaba, que el ruido y la música desaparecían. Solo veía sus ojos verdes, sentía un cosquilleo, una energía que atravesaba el tiempo. Fue apenas un parpadeo —como él mismo dice en la película—, pero fue mágico.
Y cuando escuché su voz en esta nueva entrega, volví a sentir lo mismo. Comprendí que no lo había imaginado. Que esa energía seguía viva. Por eso lloré. Porque entendí que él estaba cumpliendo su promesa… y yo también.
Este comentario no es para quienes fueron a ver acrobacias.
Este mensaje es solo para quienes quieren aceptar la misión de ver la realidad.
¿Azul o roja?
En Matrix nos ofrecieron elegir entre la pastilla azul o la roja. Muchos dicen que seguirían a Neo… pero cada vez más gente elige la azul. Prefieren vivir en la ilusión.
Una vida de rutina, endeudados, con tarjetas de crédito, atrapados en una realidad construida para que no veamos que somos esclavos de una Matrix consumista y agobiante.
Cine que despierta
Francis Ford Coppola invirtió 120 millones de su propio bolsillo para hacer Megalópolis, una película que no está diseñada para entretener, sino para educar y despertar, una escuela en forma de cine. Fue criticado, pero a él no le importó:
“Esta película no es para esta generación.”
Tom Cruise no fue la excepción. Su regreso a Cannes fue un tributo al cine, sí, pero también un tributo a algo más grande.
La Entidad
Muchos fueron al cine a ver acción.
A ver a Tom saltar de un avión o nadar en aguas gélidas.
Pero para quienes saben que el cine a veces oculta verdades en símbolos y mensajes, esta película es una bomba.
Porque si conoces a Tom Cruise, sabes que él pertenece a una sociedad que cree en la perfección espiritual, que aspira a alcanzar el nivel más alto del ser: lo que llaman estado Clear.
Desde el primer minuto, una voz profunda y una luz azul nos presentan a “esa fuerza infinita”. Algunos la interpretan como inteligencia artificial, otros como una fuerza universal. En cualquier caso, es un poder absoluto que domina todo.
Durante la película se mencionan conceptos como:
- “La corrupción”
- “El caos mundial”
- “El uso de la tecnología para dominar al mundo”
- “El nuevo orden mundial”
Incluso se menciona una convención secreta en Austria, sin que sea necesario aclarar mucho más.
No es conspiración: es cine que muestra lo que está pasando.
La llave templaria sumergida en agua: un símbolo que abre puertas más allá
Cuando Ethan Hunt (Tom Cruise) sostiene la llave en forma de cruz me recuerda a la llave de los templarios se sumerge en agua para descifrar la máquina de inteligencia artificial, no es solo un recurso dramático. Este símbolo tiene raíces profundas que pueden interpretarse en varios niveles.
“La llave en forma de cruz templaria, sumergida en el agua, no es solo un objeto físico, sino un símbolo ancestral que abre puertas más allá de lo visible. Esa cruz representa la unión entre el mundo terrenal y el divino, y el agua es la purificación que prepara el alma para descubrir verdades ocultas. En ese instante, Ethan no solo descifra una máquina, sino que activa un ritual de conexión profunda entre la fe, el conocimiento y la valentía para enfrentar lo desconocido. Esa llave nos recuerda que la verdadera libertad y poder no están en la tecnología, sino en la capacidad del ser humano para cruzar umbrales espirituales y despertar a realidades más elevadas.”
El tiempo se acaba
Nos dicen: «Mira el reloj», y escuchamos el tic-tac constante.
Una cuenta regresiva.
La Entidad —ese grupo o sistema que quiere controlarlo todo— quiere que vivamos con miedo. Divide a la sociedad para hacerla débil. Nos quiere esclavos.
Y si no despertamos, la Entidad dominará el futuro.
Incluso se menciona que el mundo se destruirá en cuatro días. ¿Una referencia simbólica a los cuatro años que nos quedan para la Agenda 2030?
La carta: 22 de mayo de 1996
Uno de los momentos más simbólicos de la película ocurre cuando la presidenta de Estados Unidos le entrega a Ethan Hunt una carta que solo contiene una fecha:
22 de mayo de 1996.
La comandante del navío le dice que ese fue el día en que hubo una guerra… y que se perdió por no arriesgarse.
“Esta vez no volverá a pasar”, dice. “Esta vez sí arriesgaremos”.
Esa fecha no es cualquier día.
Fue el estreno de la primera Misión Imposible.
Cierra un ciclo. Y también marca un punto de inflexión: ahora ya no hay tiempo para titubear.
El apagón y la Data
Otra escena clave: el apagón.
Un momento de caos, cuando se pierde toda la información.
Esto lo hemos visto también en el mundo real: apagones en Chile, España, Portugal… ¿Coincidencias?
En la serie de Netflix Día Cero, con Robert De Niro, y en Paradise, también hay apagones.
Es el reseteo de datos.
Porque hoy, más que el oro, el petróleo o el litio, la verdadera moneda es la información.
Quien tiene la Data, tiene el poder.
Por eso quieren manipularla, controlarla, protegerla.
Pero Ethan Hunt no lucha contra una máquina.
Lucha por nuestra libertad.
Por recuperar el libre albedrío.
Porque el ser humano solo es humano cuando puede elegir entre el bien y el mal, desplegar su alma, y volver al Padre eterno.
Una frase que lo dice todo
Hay una frase que se repite en la película, que Tom Cruise y su equipo dicen más de una vez:
“For those we will never meet.”
(Por aquellos a quienes nunca conoceremos)
Una frase simple pero poderosa.
Nos recuerda que tenemos la obligación de salvar este mundo no solo por nosotros, sino por todas las almas que aún no han nacido.
Por ellos, debemos dejar un mundo libre, justo y despierto.
¿Y la numerología?
¿Coincidencia que la película se estrenara un 22 de mayo de 2025, igual que la primera, pero 29 años después?
22 + 5 + 20 + 25 = 72 → 7 + 2 = 9 → símbolo de cierre, fin de un ciclo.
Mientras que la suma de la fecha original da 7, número de la sabiduría y lo espiritual.
Todo esto nos indica que no hay coincidencias, solo señales para quien quiere ver.
¿Aceptarás la misión?
Como dije al comienzo, muchos irán a ver correr a Tom.
Pero si tú estás dispuesto a ir más allá, a abrir los ojos y aceptar la misión del despertar,
entonces ve a ver esta película que dice mucho más de lo que aparenta.
Pero Tom Cruise no pelea contra una máquina.
Ethan Hunt pelea por la libertad de la humanidad, por recuperar el libre albedrío.
Porque el ser humano solo es humano cuando su alma puede elegir entre el bien y el mal, y así desplegarse, convertirse en un hijo de Dios y volver al Padre eterno.
En lo más profundo de nuestra existencia, todos los seres humanos cargamos con una batalla interna: entre la bestia del Neandertal y nuestra alma, entre lo carnal y lo espiritual. Esa lucha es constante. Pero solo hay una forma de elevar el alma: a través de la fe, la oración o la meditación.
Esas son las herramientas que nos acercan a la luz.
Lo que realmente nos hace especiales, lo que nos define como hijos de Dios —o de una fuerza suprema— es el libre albedrío.
Y aunque parezca algo tan simple, es la esencia de nuestra existencia.
Y por eso se lucha.
Porque hoy, la sociedad está manipulada: por mensajes, por tendencias, por ideologías, por distracciones que nos obligan, muchas veces sin darnos cuenta, a elegir caminos que no nos pertenecen.
Hemos perdido algo más profundo que la libertad:
Hemos perdido la libertad de decisión.
Y si no somos capaces de recuperarla, perderemos también nuestra alma.
Esta misión —la más importante de todas—
es solo para aquellos que todavía quieren despertar.
Un abrazo fuerte a todos,
Su amiga, Positive Diva
