El sistema de colores en la acreditación del Festival de Cannes: una experiencia muy personal

Cannes: What the Color of Your Badge Says About You

El Festival de Cannes, uno de los eventos cinematográficos más prestigiosos del mundo, tiene un sistema muy particular para sus acreditaciones que define no solo el acceso a proyecciones y eventos, sino también una jerarquía social dentro del festival.

¿Qué significan los colores de las acreditaciones?

En Cannes, el color de la acreditación funciona como un sistema de clases que determina tu rango y privilegios en el festival. En la base están los acreditados con credenciales amarillas, considerados la “clase baja” del festival. Más arriba están los azules, la “clase trabajadora” y la mayoría de los asistentes. Luego vienen los rosas, que representan la “clase media” o pequeña burguesía, seguidos por los rosas con un punto amarillo, la clase media-alta. En la cima, están los blancos, el “1%” del festival con privilegios exclusivos y el acceso más fácil a proyecciones, ruedas de prensa y alfombra roja.

Existen otros colores para fotógrafos, técnicos y asistentes del mercado, pero estos no afectan la jerarquía social. La asignación de estos colores es un secreto muy bien guardado y depende de la importancia y alcance del medio de comunicación, así como de la frecuencia de publicación y la cobertura esperada. Aunque no se reconoce abiertamente, la prensa escrita tiene más privilegios que la digital, y pocos bloggers superan la categoría amarilla.

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Mi experiencia con la acreditación amarilla

Mi acreditación era amarilla, y eso me causó más dolores de cabeza que alegrías. Literalmente, era como llevar un cartel que decía “no eres nadie, ni importas a nadie”. Aunque hablara perfectamente francés y sonriera con cordialidad, muchas veces me miraban con desprecio y como si no fuera digna de mayor consideración.

Conseguir entradas para las películas era todo un reto: solo había para las funciones con menos demanda o en horarios incómodos por que las películas comenzaban a las 1am o 2am y si la película dura un par de horas saldras en la madrugada, asi que espero tu hotel este cerca del Le Palais des Festivals et des Congrès de Cannes. Sino esta la opción bien temprano a las 8am. Para los estrenos de taquilla, ni pensarlo. Entrar en la sala de prensa también era difícil; aunque llegara temprano, no te dejaban pasar hasta que ingresara todo el resto, y si sobraba un asiento o si alguien estaba de buen humor, tal vez te dejaban entrar.

Esta experiencia me hizo preguntarme si, tras gastar miles de dólares para asistir, realmente valía la pena. Sin embargo, la belleza del lugar, la primavera en la Riviera Francesa y el ambiente chic hacen que el festival valga la pena al menos una vez en la vida. Pero para aprovecharlo al máximo, hay que prepararse, estudiar mucho, conseguir información y sobre todo hacer muchos amigos, porque ellos pueden ayudar a romper muchas barreras e incluso caminar por la deseada alfombra roja.

Un consejo para quienes sueñan con Cannes

Lo más importante que aprendí es que no hay que sentirse culpable por no tener la acreditación blanca o rosa. Para muchos medios, como para mí, asistir a Cannes es un sueño, una ilusión que se convierte en una de las mayores felicidades. Fue una escuela enorme para mí dentro del mundo del cine.

El mercado de Cannes es sin duda lo mejor del festival: se aprende cómo se distribuyen las películas, cuáles son los beneficios de grabar en ciertos países, y las ayudas y ofertas que existen. El glamour y el encanto de los vestidos en la pasarela son en realidad algo muy superficial y sobre todo para las redes sociales, porque el meollo del asunto es la venta y promoción de películas. La prensa está en segundo plano y, paradójicamente, los críticos de cine son los últimos en la jerarquía porque a nadie parece interesarles, aunque ellos son quienes realmente dicen si una película vale la pena, y son los más escuchados por cinéfilos en todo el mundo.

Asistir a Cannes es caro, agotador y frustrante, y se pasa por momentos difíciles. Pero también hay muchas fiestas, se disfruta de un ambiente único y súper chic, se conoce a mucha gente y si vas con ánimo relajado, seguro te gustará. Creo que volvería, pero esta vez me lo tomaría con calma y más para disfrutar, porque trabajar en Cannes es duro y difícil. Menos mal que con un buen martini se sobrellevan las cosas, relajándose mientras se mira el atardecer en la playa.

por Catalina Donoso

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