
por Catalina Donoso
Este 8 de mayo de 2025, la Iglesia Católica anunció la elección de su nuevo líder espiritual: el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, quien ha tomado el nombre de León XIV. Con 69 años, se convierte en el 267.º pontífice y el primero de nacionalidad estadounidense en ocupar la silla de San Pedro .
Por la tarde en Roma, sobre la chimenea de la capilla sixtina comenzó a salir humo blanco, anunciando que habia una unimidad en el conclave, un método antiquísimo, un rito que aún sigue vivo, en un mundo donde todo es por internet, el humo era la forma silenciosa de anunciar al mundo las palabras Habemus Papam.
Dos palomas estaban posadas sobre el techo, como si fueran mensajeras para el mundo, testigos silenciosas de una elección privada que se hacía pública.
Y en ese instante…
El júbilo se apoderó de los corazones de los católicos, y también de aquellos “huérfanos cristianos” que, sin rumbo, habían quedado sin pastor. Volvieron a sonreír con esperanza, porque un nuevo Papá, un nuevo padre había sido elegido.
Tras la agonía de días oscuros sin Santísimo en los altares del mundo, hoy se anuncia no solo un nuevo líder católico, sino una nueva esperanza para el pueblo cristiano y las naciones que observan.
El nuevo Pontífice, León XIV, antes conocido como el cardenal Robert Francis Prevost, misionero en el Perú y hermano del continente latinoamericano, ha sido elegido para guiar la Iglesia en un momento clave. Su historia, marcada por la entrega silenciosa y el amor pastoral, es ahora símbolo de continuidad con el Papa Francisco y de apertura hacia un mundo necesitado de verdad, justicia y paz.
Sobre Papa León XIV
Cardenal Robert Francis Prevost Nacido en Chicago en 1955, Prevost es miembro de la Orden de San Agustín y posee una sólida formación en matemáticas, filosofía y teología . Su vocación misionera lo llevó a Perú en 1985, donde desempeñó diversas funciones pastorales y académicas, incluyendo la dirección del seminario agustiniano de Trujillo durante una década . En 2014, fue nombrado administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo y posteriormente obispo de esa localidad .
Su cercanía con América Latina se refleja en su nacionalidad peruana, adquirida en 2015, y en su profundo afecto por las comunidades que sirvió . En su primer discurso como Papa, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, expresó en español su cariño por la diócesis de Chiclayo, destacando la fidelidad y compromiso de sus fieles .
Antes de su elección, Prevost se desempeñaba como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargos que le otorgaron una influencia significativa en la selección de líderes eclesiásticos y en la orientación pastoral de la Iglesia .
León XIV asume el pontificado en un momento de desafíos para la Iglesia, incluyendo la disminución de vocaciones religiosas y la necesidad de abordar temas como el papel de la mujer en la Iglesia . Su elección representa una continuidad con la línea reformista de su predecesor, el Papa Francisco, con quien colaboró estrechamente .
En su primer mensaje, León XIV hizo un llamado a la unidad y la paz, asegurando que «el mal no prevalecerá» y subrayando el amor de Dios hacia todos . Su liderazgo promete una Iglesia más cercana a las comunidades y comprometida con los desafíos contemporáneos.
León XIV: Un nuevo pastor para un mundo que necesita luz

En tiempos de incertidumbre, cuando el mundo se debate entre la oscuridad de la división, el ruido del egoísmo y la indiferencia de la costumbre, se ha encendido una nueva llama de esperanza. La Iglesia Católica tiene un nuevo Papa: León XIV, antes conocido como el cardenal Robert Francis Prevost, misionero en Perú, amigo de América Latina, humilde siervo de Dios. Su elección no es solo un momento histórico, sino una invitación a todos los cristianos y más allá de ellos, a todos los seres humanos de buena voluntad a volver a lo esencial: al amor, a la unidad, a la paz.
En su primera aparición, el nuevo Pontífice habló con sencillez y corazón. Recordó a su querida diócesis de Chiclayo y saludó al mundo en español, como un hijo de las tierras que evangelizó. Pero más allá de sus palabras, su presencia ya nos invita a renovar nuestra fe y nuestro compromiso.
Pero este no es solo un cambio institucional. Es una invitación profunda a todos nosotros.

En un mundo donde hay oscuridad, se necesita luz.
Donde hay soledad, se necesita esperanza.
Y donde se fomenta el egoísmo y el consumismo, se necesita unidad y humildad.
Hoy es momento de recordar quiénes somos: cristianos, mensajeros de Dios, peregrinos del alma.
Cada uno de nosotros tiene una misión. Cada alma es un evangelizador silencioso, que predica no sólo con palabras, sino con el ejemplo, con la ternura, con la verdad de sus actos.
Que nuestras virtudes se multipliquen. Que la paz reine entre nosotros, sin importar la fe que profesemos o la que aún no ha nacido. La paz verdadera se construye desde el respeto. No se impone, se inspira.
Que este nuevo camino que comenzamos con León XIV nos recuerde que la fe no es condena, sino abrazo. Que el amor no excluye, sino incluye. Y que Dios no es propiedad de nadie, sino Padre de todos.
Que nuestra llama de luz crezca y que ilumine el camino de cada alma. Que todos seamos uno, en las naciones, en el amor, en la humanidad. Porque todos somos hijos de Dios, compartimos este planeta y coexistimos en este universo.
Un eco del pasado: el legado de León XIII

Es significativo que el nuevo Papa haya elegido el nombre de León XIV, evocando así la figura de León XIII, el Papa número 256 de la Iglesia Católica, cuyo pontificado se extendió desde 1878 hasta 1903. Vincenzo Gioacchino Pecci, el sexto hijo de una familia humilde, vino al mundo el 2 de marzo de 1810, en la ciudad de Carpineto, situada al sur de Roma.
Vicenzo fue educado primero en el colegio jesuita de Viterbo (1818-24), luego en el Colegio Romano (1824-32) y posteriormente estudió en la Academia de Estudios Eclesiásticos (1832-37).
Gioacchino Pecci, su nombre secular, fue un Pontífice que buscó reconciliar la Iglesia con la modernidad, enfrentando los desafíos del socialismo y el liberalismo de su época. Su gran legado fue la Doctrina Social de la Iglesia, articulada en la encíclica Rerum Novarum (1891), donde abordó temas como los derechos laborales, la propiedad privada y la justicia social.
León XIII también impulsó el renacimiento intelectual dentro de la Iglesia, fomentando la investigación bíblica y científica, y fundando instituciones académicas en Roma. A nivel diplomático, buscó mejorar las relaciones con otras naciones, siempre defendiendo los principios de la fe y el respeto por la Iglesia.
Se le conocía como el «Papa del Trabajador», por su cercanía a las problemáticas del pueblo. Su pensamiento sigue vivo, y muchos encuentran en su pontificado un modelo de equilibrio entre tradición y apertura.
Que León XIV, en este nuevo siglo, inspire con la misma profundidad, fidelidad y valentía.
