por Catalina Donoso
¿Alguna vez has estado en una casa y sentido esa suave brisa en la nuca, esa sensación extraña de ser observado? El rechinar de las maderas sueltas del parque, el sonido del cierre de una puerta, esa sensación de que, aunque la casa esté vacía, hay alguien más. Esa es la propuesta de Presencia, una película de terror psicológico y paranormal que juega con el miedo sutil y la atmósfera opresiva, más que con los típicos sustos repentinos. Si lo que buscas es una película de terror cargada de sobresaltos, Presencia no es para ti. En lugar de eso, nos ofrece una narrativa profunda y aterradora, centrada en la psique humana y en la percepción de lo que no se ve.
Lo que hace única a esta película es el enfoque narrativo: la historia está contada desde el punto de vista del espectro, esa presencia invisible que habita la casa. A través de tomas largas y cinematografía inmersiva, la cámara no solo sigue a los personajes, sino que se convierte en un personaje en sí misma, jugando un papel fundamental en la historia. En una proyección de plano único, la cámara parece moverse como un espectro, siguiendo a los personajes uno por uno, a veces escondiéndose detrás de un armario, otras veces casi palpando sus emociones. Esto crea una sensación de estar observando desde dentro, una experiencia inquietante que te mantiene al borde del asiento. La cámara, casi como un personaje más, no solo observa los fenómenos paranormales, sino que también captura los conflictos internos de la familia, como las grietas en su relación y el fraude financiero de la protagonista, Rebekah, interpretada magistralmente por Lucy Liu.
Lucy Liu, quien vuelve a demostrar su talento, ofrece una interpretación impecable como una madre que, aunque ama a sus hijos, lucha con una conexión emocional desigual hacia ellos. Su complejidad como personaje, junto con los conflictos de su matrimonio, se fusiona perfectamente con la atmósfera creciente de tensión que invade la casa. La presencia, aunque invisible, parece impregnar cada rincón de la narrativa, no solo afectando los eventos paranormales, sino también exponiendo las vulnerabilidades de los miembros de la familia.
El trabajo de Steven Soderbergh, quien también se desempeña como cinematógrafo bajo el pseudónimo Peter Andrews, es sobresaliente. Utiliza la cámara como un vehículo para trasladarnos directamente a la perspectiva de la entidad que acecha la familia. En lugar de los típicos «jump scares», la película apuesta por crear una atmósfera inquietante, donde la tensión se construye lentamente y la sensación de incomodidad se apodera de ti, de manera progresiva y constante.
Presencia no es solo un thriller paranormal; es una reinvención del género, como lo han señalado los críticos. El guion de David Koepp, conocido por su trabajo en Jurassic Park, aporta una dimensión emocional a la historia, añadiendo profundidad a los personajes y sus dilemas internos. Los personajes, complejos y realistas, se sienten auténticos en sus interacciones y decisiones, lo que hace que los sucesos paranormales se sientan aún más perturbadores, pues los elementos sobrenaturales se entrelazan con las emociones y relaciones humanas.
En resumen, Presencia es una película que no busca sobresaltarte con gritos, sino que te sumerge en una experiencia visual y psicológica única. Es una propuesta arriesgada para los amantes del cine de terror que desean una experiencia más cerebral y menos convencional. Con su innovador enfoque narrativo y la actuación impresionante de Lucy Liu, Presencia es un thriller sobrenatural elegante que deja una marca profunda en el espectador. Sin lugar a dudas, es una película que invita a la reflexión sobre las sombras, tanto visibles como invisibles, que acechan a los seres humanos.
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