
por Catalina Donoso
El año se cierra con una película de misterio y terror psicológico, Hereje. ¿Quién diría que el galán de los 90 y el comediante de los 2000, Hugh Grant, se convertiría en un nuevo Norman Bates? Al puro estilo Psicosis, una casa y una mujer inexistente serán el escenario de terror y suspenso de la película.
Por lo general, en las películas de terror solemos ver a sacerdotes o monjas; siempre, el misterio del dogma del catolicismo ha sido usado en filmes de terror, como el caso de El exorcista, La profecía, El exorcista del Papa, La monja y la lista es larga. Sin dejar de lado la fe cristiana, esta vez son los miembros de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días quienes serán los protagonistas de esta nueva película de terror.
Quizás muchos se han preguntado qué les pasaría a los misioneros si, en su cacería por la evangelización, se encuentran con un nuevo evangelizador de la duda. No hay peor cosa en la vida que la incertidumbre. La duda es, en sí, el mayor de los miedos del ser humano y puede causar hasta la locura.

Muchos son los que hablan y estudian esta película por sus diálogos, pero en realidad es bien simple. La película solo se trata de una sola cosa, y es por la cual los miembros de los SUD (Santos de los Últimos Días), comúnmente llamados mormones por el Libro de Mormón, suelen destacarse: el libre albedrío. El libre albedrío es la libertad de elección en nuestras vidas, el saber elegir entre el bien y el mal, entre lo correcto e incorrecto. Es lo que define al ser humano de un animal, pues el poder de raciocinio y control sobre sí mismo es lo que nos hace un ser de luz.
El albedrío es un principio eterno. Dios nos ha dicho, por medio de Sus profetas, que somos libres de escoger entre el bien y el mal. Podemos elegir la libertad y la vida eterna al seguir a Jesucristo; también somos libres para elegir el cautiverio y la muerte como resultado de seguir a Satanás (véase 2 Nefi 2:27).
Así, la película se irá desarrollando paso a paso en un cuestionamiento constante tanto de los protagonistas como del espectador.
Hagamos una pequeña introducción a la película: en una ciudad remota de los Estados Unidos, cerca de las montañas a las cuales no se menciona, se encuentran dos hermanas misioneras de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días. En su agenda se encuentra una dirección de un señor Reed, quien ha solicitado su visita para saber más de la iglesia. En una tarde de invierno, al llegar a la casa de Mr. Reed, las hermanas son invitadas a pasar para protegerse de la lluvia. La costumbre de la iglesia es que las hermanas no pueden pasar a la casa de un hombre solo, pero Mr. Reed les dice que su esposa está en la cocina cocinando un pie de arándanos. Al sentir el aroma y el cortés encanto del dueño de casa, acceden a entrar.

Al principio, todo empieza muy bien, y tanto las misioneras como el dueño de casa se sienten muy a gusto juntos. Sin embargo, la conversación irá subiendo de tono, convirtiéndose en un bombardeo de mensajes y preguntas que cuestionan la fe de las misioneras. Mr. Reed es un gran intelectual y, aparentemente, un erudito de las religiones. Sin embargo, las preguntas se empiezan a poner más y más incómodas, al punto que los espectadores en el cine comienzan a sentirse incómodos por la situación. Pero ya es muy tarde: las víctimas han sido atrapadas en una telaraña de mentiras y engaños que les resulta muy difícil de salir.
Para muchos, en la película hay dos víctimas atrapadas, enfocándose en las misioneras, pero en realidad hay tres víctimas atrapadas en la casa. Mr. Reed es el captor, pero también el cultivo de su propio dolor, pues el conocimiento exhaustivo de la religión ha sido tan grande que las verdades han confundido no solo su mente, sino también su alma, que se ve atrapada y sin escape.

Él quiere creer en la fe y la anhela con todas sus fuerzas, pero la fe no es razonable ni tiene lógica. La fe es algo que se siente en el alma. Sin embargo, su alto conocimiento en las religiones del mundo ha anulado ese sentimiento de fe, ya que la lógica supera la causa, lo cual queda comprobado en el epílogo de la película cuando se ve sometido por una oración, que aunque la hermana Paxton le dice que no hay ciencia que compruebe el milagro de la oración, si ayuda al consuelo del alma.
Este film es un film simple, con tres personajes principales que sostienen una película con gran fuerza. Es un film que hace que la audiencia se cuestione y, por sobre todo, nos preguntamos las razones por las cuales vale la pena vivir. Porque, a pesar de que Mr. Reed a menudo dice que la religión es solo una forma de manipulación y control, de la verdad. Pero en realidad, el más engañado es él mismo, porque es quien más cree en Dios y quiere ver sus milagros.
La película sigue bastante fiel a los detalles de la iglesia, como el detalle del anillo que la hermana Paxton lleva, con el inspirador emblema «HLJ» de nuestra Primaria: “Haz Lo Justo”. ¡Les prometo que, si constantemente deciden hacer lo justo (lo correcto), recibirán felicidad eterna!

Otro detalle es la ropa interior de la hermana Paxton, quien como misionera lleva el garment de protección ante la maldad.
Los misioneros tienen unos códigos personales de obediencia por su propia protección, a los cuales llaman «la biblia blanca». Esta lleva el registro de visitas con los horarios y, como norma, la hora de llegada a casa debe ser antes de las 10:00 p.m. El Élder Kennedy, seguramente el élder encargado de la misión en la iglesia, al notar que las hermanas no han retornado a la iglesia al final del día para cerrar su agenda y completar con una oración, comienza a preocuparse por su destino y las comienza a buscar.
Quizás en esta parte cae la logica de la película, ya que el Elder Kennedy está a cargo de su protección y al no encontrarlas lo siguiente sería hacer un rastreo de ellas por la zona con el resto de los miembros hombres de la iglesia.
La película está dirigida y escrita por Scott Beck y Bryan Woods, tiene una duración de 110 minutos, y la banda sonora es de Chris Bacony. Cuenta con el elenco principal de Hugh Grant, Sophie Thatcher y Chloe East.
Hugh Grant demuestra una vez más su capacidad para reinventarse como actor. En este papel, logra sumergirse por completo en un personaje complejo, lleno de matices y contradicciones. Su interpretación es hipnótica, llevando al espectador por un viaje de tensión y vulnerabilidad, lo que sin duda lo posiciona como un fuerte contendiente para los Globos de Oro. Este rol podría marcar un punto de inflexión en su carrera, consolidando aún más su legado como uno de los actores más versátiles de su generación.
Por otro lado, Sophie Thatcher y Chloe East, las jóvenes promesas, brillan en sus papeles como las misioneras atrapadas en un dilema que las confronta con sus creencias más profundas. Ambas entregan actuaciones conmovedoras y llenas de autenticidad, aportando una frescura y sensibilidad que enriquece la narrativa de la película.
En cuanto a Scott Beck y Bryan Woods, su dirección y guion son un testimonio de su talento emergente. Logran sostener una trama intensa con tan solo tres personajes principales, un escenario limitado y un guion cargado de simbolismos y tensión psicológica. Su capacidad para crear atmósferas claustrofóbicas y cuestionamientos existenciales es admirable, dejando claro que son nombres a seguir en el cine contemporáneo.
Es un film que destaca no solo por la historia que cuenta, sino por el nivel de compromiso de sus intérpretes y la visión creativa de sus realizadores.

