
Una noche inolvidable con Paul McCartney en el Estadio Monumental
Un escenario imponente, dos pantallas gigantes, luces brillantes y una audiencia expectante. Sir Paul McCartney, una leyenda de la música que sigue más viva que nunca, se apodera del espacio y todos queremos disfrutarlo al máximo, para que nunca se apague su luz. McCartney, el máximo representante de una de las bandas más icónicas de la música, se presentó en un Estadio Monumental repleto, con más de 60,000 almas que no querían perderse nada de su actuación. Su regreso se enmarca en la gira mundial “Got Back Tour”, que recorre Uruguay y Argentina en esta nueva etapa latinoamericana.
La consigna era clara: una celebración colectiva y una ovación a una leyenda, un hombre que formó parte de la banda que cambió la historia de la música para siempre. El público chileno no decepcionó, y se reunió para ver y escuchar a McCartney, sin preocupaciones sobre atuendos o colores de vestimenta. La audiencia era diversa y familiar, con padres e hijos compartiendo la experiencia y nuevas generaciones que disfrutaban del legado del artista. Familias enteras, parejas y hasta quienes mencionaron a Positive Diva dedicaron canciones para proponer matrimonio en el concierto, creando momentos mágicos que perdurarían en sus vidas.

El recorrido de Paul
La banda chilena Denver fue el telonero que encendió la energía y despertó al público en el Monumental. A las 21:00 hrs las pantallas comenzaron a mostrabar imágenes de Los Beatles, representando una torre de Babel infinita con los mejores pasajes de Paul y la banda a través de las diferentes eras,A las 21:23, las luces se apagaron y la banda subió al escenario. Con saxofonistas y trompetistas, junto a sus guitarristas de la misma generación, Paul McCartney apareció de traje, camisa y chaleco azul, colocándose su guitarra Gibson. El primer acorde de “A Hard Day’s Night” hizo vibrar a la audiencia chilena en Macul.
Con un perfecto español, McCartney saludó al público con un “¡Hola, chiquillos y chiquillas!” y demostró su carisma con interacciones constantes, pequeños bailes y gestos que reflejaban su deseo de conectar con la gente. A sus 82 años, su energía era contagiosa; el público respondía con cánticos y vítores, mientras él agradecía el amor que le brindaban.
En los primeros 40 minutos, McCartney alternó canciones nuevas con clásicos como “Love Me Do” y “Baby, You Can Drive My Car”. Cerca de la hora y media, pidió un aplauso para su “amada esposa Nancy” y tocó «My Valentine», una canción que le había dedicado y escrito para ella. Además, rindió homenaje a Jimi Hendrix con un fragmento de «Foxy Lady», marcando el inicio de una nueva etapa de recuerdos y canciones que lo han consagrado en la historia musical.

Homenaje a Lennon y Harrison
Casi dos horas después de haber comenzado, McCartney se elevó en una plataforma con su guitarra y pidió una ovación para su “gran hermano” John Lennon, dando paso a “Blackbird”. El público, emocionado, iluminó el recinto con globos blancos par y las luces de sus teléfonos. Luego, cambió a un ukelele y dedicó “Something” a George Harrison, invitando a todos a cantar en un hermoso momento colectivo.
Cerca de las 23:30, el espectáculo alcanzó su clímax con “Get Back”, un regreso simbólico a nuestro país, seguido de “Let It Be” y un explosivo “Live and Let Die”, que llenó el escenario de pirotecnia y luces, dejando al público asombrado. A lo largo del concierto, McCartney no se detuvo, disfrutando cada instante en el escenario y conectando profundamente con su fiel audiencia. Cerró con un chilenismo: «¡Este carrete está cuático!», lo que generó aplausos y risas en la audiencia por su elocuencia.
Un final inolvidable
“Hey Jude” marcó el final cercano a tres horas de un show ininterrumpido. McCartney agradeció a su equipo técnico y a su banda, nombrando a cada uno con cariño. “Carry That Weight” abrió el camino hacia el cierre de su paso por Chile, culminando con un “¡Nos vemos la próxima!” y un espectáculo de papelitos de colores, humo y fuegos artificiales.
“Carry That Weight” abre camino hacia el final del paso del “Got Back Tour” por Chile, y un “nos vemos la próxima” de McCartney lo remata. Papelitos de colores, humo y pirotecnia cierran un show que, como dicen, no solo devoró, sino que ofreció un banquete de clase y recuerdos, dejando al público satisfecho. Incluso afuera del Estadio Monumental, quienes no pudieron entrar se conformaban escuchando en tertulias con vecinos, familiares y grupos de amigos. Esto es lo que genera la beatlemanía y lo que representa Paul, incluso en 2024.
